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No sé

Dicen que “el conocimiento es poder” . Entonces, si no sé, ¿significa que no tengo poder? Y si la falta de conocimiento me hiciera impotente, ¿querría admitir que no sé?


Un viejo proverbio dice: “saber y no hacer es no saber” . Entonces, si yo dijera que sé lo importante que es vivir en armonía con la naturaleza, porque soy parte de ella, sin que mis acciones reflejen esa afirmación, ¿es realmente justo decir que lo sé?


Lo sé.

¿Lo hago?


¿Y si el verdadero poder residiera en no saber? En permanecer abierto y reconocer que puedo estar equivocado. Porque cualquiera puede estar equivocado.


¿Qué pasaría si yo entrara en las discusiones con mis opiniones sinceras y montones de estadísticas, llevando siempre conmigo una actitud elegante de no saber? ¿Escucharía de una manera diferente? ¿Quizás con más curiosidad, más respeto, más paz?


¿Qué pasaría si recorriera el camino de la vida sabiendo que en realidad no sé nada? Ni por qué estoy aquí ni cuánto tiempo me quedaré, ni de dónde vengo, y definitivamente tampoco a dónde voy.


Hace unos años, una imagen se volvió viral en las redes sociales. La copié y la guardé porque es un hermoso recordatorio de la realidad:


Esto me lleva a Mahatma Gandhi. En tiempos de gran incertidumbre, con batallas feroces entre naciones y vecinos, sus palabras brindan un poco de esperanza y un sentido de dirección: “El día que el poder del amor supere al amor al poder, el mundo conocerá la paz”.





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